Armá tu Paleo-parque
Parte 1
Parte 2
Algunos datos sobre estos ejemplares:
– Eoraptor lunensis, un dinosaurio muy pequeño: su cráneo media unos 13 centímetros de largo y su longitud corporal no superaría el metro. Eoraptor se alimentaría de pequeños insectos y vertebrados, y el gran tamaño de la órbita ocular ha llevado a especular sobre los posibles hábitos nocturnos de este dinosaurio.
– Mussaurus patagonicus es uno de los sauropodomorfos más primitivo, un dinosaurio herbívoro de fines del Triásico, encontrado en la provincia de Santa Cruz. Lo más importante de este dinosaurio es que constituye uno de los escasos hallazgos en el mundo de dinosaurios con crías. En el yacimiento se han encontrado una gran cantidad de ejemplares recién nacidos, otros aún jóvenes y finalmente individuos adultos todos juntos; más aún, en un nido fueron hallados unos once pichones y dos huevos sin romper.
– Diplodocus carnegii, es posiblemente, el más famoso diplodocoideo. Procedente del Jurásico de Estados Unidos. Los dinosaurios saurópodos son muy frecuentes en los yacimientos paleontológicos argentinos. Este grupo incluye especies de cuerpo alargado y bajo, cuellos muy largos y colas extremadamente elongadas que utilizaban como látigo para enfrentar a los depredadores. En el tope del cráneo tenían las aperturas nasales, de manera semejante a lo que ocurre con los elefantes. Esto llevó a algunos investigadores a pensar que estos saurópodos tendrían una trompa bien desarrollada.
– Pachycephalosaurus wyomingensis: Los paquicefalosaurios embestían a sus contrincantes, posiblemente individuos de su misma especie por los que competían por el acceso a las hembras. Los ojos estaban alojados en profundas cavidades oculares, evitando así que se lastimaran durante la pelea.
– Kentrosaurus aethiopicus. Los estegosaurios se distinguieron por tener una doble hilera de placas a lo largo del dorso y espinas o púas afiladas en el extremo de la cola que constituyeron una temible arma defensiva contra los depredadores. Las placas óseas del lomo de los estegosaurios eran grandes y delgadas, y estaban cubiertas por una piel sumamente irrigada por vasos sanguíneos.
Se han hallado restos fósiles fundamentalmente en América del Norte y Asia. En contraposición, en el hemisferio sur son escasos; en la Argentina fueron descubiertos varios restos de ornitópodos y muy escasos estegosaurios y anquilosaurios.
Parte 3
Algunos datos curiosos sobre estos ejemplares:
– Hippidion principale: durante el Pleistoceno existieron varias especies de caballos autóctonos, hoy en día extinguidos. El Hippidion principale fue uno de estos caballos. Estos caballos primitivos, junto con los guanacos, fueron sin lugar a dudas uno de los principales alimentos de los primeros hombres americanos, tal como lo muestra su abundancia en yacimientos arqueológicos de la Patagonia y otras localidades, formando parte de fogones y entremezclados con herramientas de procesamiento.
– Mylodon es uno de los perezosos terrestres mejor conocidos, debido a que se han encontrado numerosos ejemplares momificados en cavernas del sur de Chile y Argentina. En estas cuevas se hallaron individuos con piel, músculos, tendones e inclusive restos de “cuero” embebidos con huesecillos dérmicos para protección.
Su espectacular preservación llevó a pensar a los exploradores de fines del siglo XIX que los milodontes aún estaban vivos y se ocultaban en lejanas regiones de Patagonia.
– Struthiomimus altus. Los terópodos eran de proporciones gráciles, de andar exclusivamente bípedo. Sus manos estaban provistas de garras afiladas y recurvadas, y sus dientes comprimidos y aserrados como cuchillos.
– Canis dirus: las pampas eran habitadas por jaurías de lobos de la especie extinguida Canis dirus. Los restos de este gran cánido son extremadamente escasos en la región pampeana, lo que sugiere que se trataba de un mamífero poco común en el elenco de las faunas pleistocénicas.
– Tarchia gigantea era un gran anquilosaurio del Cretácico superior de Mongolia. Los anquilosaurios fueron enormes dinosaurios herbívoros de cuerpo pesado y achatado, y patas cortas que hacen presumir que fueron animales de movimientos lentos. Todos ellos tenían el cuerpo cubierto por una serie de oscículos y púas de defensa. En algunos casos tenían en el extremo de la cola una enorme masa ósea que constituía una importante arma de defensa.
Desde tu casa – Observando Aves
Esta pequeña guía te permite dar los primeros pasos para convertirte en observador de la naturaleza.
Para ello necesitas prestar mucha atención y tratar de registrar algunas cosas.
El investigador Ezequiel Vera, investigador del Museo, comparte sus bocetos de aves de la ciudad para empezar esta aventura.
El museo de papel
– Edificio principal
Imagen: Archivo MACN
Teatro de sombras – mamíferos argentinos
Para armarlos:
– Una vez impreso o calcado sobre cartulina negra y recortado, pegale un palito (brochette, escarbadientes, ramita).
– Con una lámpara o linterna por detrás proyectá las sombras sobre la pared o cualquier superficie clara.
Adivinador
Ilustraciones: Gabriel Lio